
Vos sí que me supiste demostrar los sentimientos, me hiciste sentir como nunca nadie me había hecho sentir en esta vida. Me demostraste que no soy igual a las demás, sino que soy alguien diferente, alguien que quizá si vale la pena. Poco tiempo de conocerme y ya supiste hacerme sentir una mina plena, una de esas personas como las que siempre quise ser pero no sabía cómo. Desde un principio me diste a conocer tus sentimientos más profundos sin miedo a errar ni salir lastimado y juras no arrepentirte de eso. Si, paso poco tiempo pero yo a veces dudo de que haya estado bien lo que hice, por más que me digas que estuvo bien que lo haya hecho y lo que hubiera estado mal, era no hacer lo que en verdad sentía, porque si tome semejante decisión fue porque era un sentimiento verdadero. Me dijiste que estabas dispuesto a luchar y que sabias que iba a costar, porque lo bueno siempre cuesta, como decís vos, pero que no te ibas a dar nunca por vencido, hasta que estemos juntos. Lograste dejarme sin palabras, como hace tiempo ya nadie lo hacía. Me confesaste que esa noche te hice temblar y te transmití cosas a través de la mirada que con nadie lo habías sentido. Me juraste haberte sentido como un nene que recién le regalan su primera bicicleta. Prometiste que siempre que te necesite y te quiera, vos ibas a estar dispuesto para estar ahí junto a mí. Y por último, me dijiste que tenías mucho miedo. Miedo a no volverme a ver, a perderme aunque todavía no me tengas y a que te olvide. Yo quiero dejaste bien en claro, que eso jamás va a pasar.
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